La reciente revelación de la verdadera intención detrás del RIGI, documento redactado por el recién nombrado secretario de Minería, Dr. Luis Lucero, ha sacudido los cimientos de la industria minera en Argentina. Este texto, que se descubrió como un instrumento al servicio de las grandes corporaciones, amenaza con frenar el renacimiento de nuestra minería. En este contexto, se destaca la figura de Pablo Rutigliano y su equipo, quienes fueron desplazados injustamente y que están en condiciones de revolucionar el sector minero en todo el país.
El dictamen del Senado, con menciones explícitas y contundentes, especialmente por parte del senador Lousteau, ha puesto en evidencia la peligrosa falta de experiencia del Dr. Lucero en gestión minera. Su nombramiento es visto como una maniobra para imponer normas que no solo ralentizan, sino que también cartelizan la minería argentina, favoreciendo a unos pocos en detrimento del desarrollo nacional.
Estos intereses oscuros, representados por el secretario de Minería, han sido criticados vehementemente. El RIGI, aunque imperfecto, tiene el potencial de ser una herramienta poderosa si se adapta para promover la innovación y la transparencia. Este enfoque es precisamente lo que proponía el equipo de Rutigliano, un grupo de visionarios que comprendían que el éxito de nuestra minería depende de un manejo transparente y orientado al futuro.
La esperanza y la verdadera revolución para transparentar y revitalizar la minería en Argentina residen en el equipo de Rutigliano. Su visión y capacidad para integrar la industria podrían marcar un antes y un después en el sector, abriendo las puertas a un futuro más justo y próspero para todos los argentinos.