En medio de la controversia generada por la ratificación del veto presidencial a la ley de financiamiento universitario, la docente y asistente social María Virginia Calvo, con estudios en el CONICET, se ha pronunciado en defensa del valor de la educación como herramienta fundamental para el desarrollo de Argentina y de sus ciudadanos. Calvo destacó que, más allá de las disputas políticas, es crucial priorizar una transformación educativa que apunte al cuidado y asistencia integral de los niños desde la primera infancia, aspecto que considera vital para el futuro del país
Calvo, quien es creadora de un nuevo paradigma educativo, subrayó la importancia de diseñar un sistema que no solo se enfoque en el conocimiento académico, sino que también genere oportunidades de éxito, disfrute y desarrollo de talentos. “El sistema educativo debe evolucionar hacia una institución que promueva el bienestar integral de los niños y sus familias, garantizando que las emociones, el aprendizaje y el desarrollo vayan de la mano”, afirmó.
UN NUEVO PARADIGMA EDUCATIVO
La crisis educativa actual, exacerbada por la decisión del presidente y el debate nacional que ha surgido en torno a la ley vetada, pone en evidencia, según Calvo, la necesidad de una transformación profunda en la manera en que se concibe la educación en el país. La docente propone un sistema que genere trascendencia y continuidad entre las instituciones, permitiendo que los niños y jóvenes se beneficien de una filosofía educativa unificada que se implemente en todos los niveles, formal y no formal.
“Debemos fomentar un círculo virtuoso en la educación que comience desde la primera infancia. Esto incluye no solo a los niños, sino también a sus familias, docentes y la institución en su conjunto”. Un sistema de educación para la familia es indispensable para que todos estén alineados en el mismo objetivo: la promoción y estimulación del bienestar emocional y el desarrollo integral de los más pequeños”, señaló Calvo. En este sentido, la especialista destacó la importancia de abordar aspectos como el estrés infantil, que se ha visto incrementado en los últimos años debido a las crecientes demandas sociales y académicas. “Un modelo educativo que incluya el qué, el cómo y el para qué de cada una de las prácticas que se implementen. Con objetivos y esbozos metodológicos claros”, aseveró.
Calvo enfatizó que es crucial trabajar en un modelo educativo que contemple las emociones como un eje central del aprendizaje. “Los bebés, desde sus primeros meses, ya son capaces de percibir el estrés y las emociones que los rodean. Es imperativo que las instituciones educativas y los profesionales que trabajan con ellos comprendan esta realidad y desarrollen un enfoque que ayude a los niños a gestionar sus emociones, evitando que el estrés se convierta en un obstáculo para su desarrollo”.
Según la especialista, la clave está en que todas las instituciones que intervienen en la educación de los niños, desde las guarderías hasta las universidades, manejen un correlato común en sus prácticas y enfoques. “Es fundamental que el sistema educativo trabaje de manera coordinada y unificada, para que los niños y jóvenes encuentren un entorno seguro y predecible en cada etapa de su desarrollo”.
Finalmente, la experta hizo un llamado a la implementación de programas educativos a nivel nacional que promuevan este nuevo paradigma. “No se trata sólo de reformar los planes de estudio, sino de transformar la manera en que concebimos la educación como un todo. Es necesario que el Estado, en conjunto con las instituciones y los profesionales de la educación, trabajen en la creación de programas que contemplen no solo la adquisición de conocimientos, sino también el desarrollo integral de los niños, sus emociones y talentos”.
La docente insiste en que el desafío no solo es económico, sino también estructural y filosófico, y que la educación debe ser vista como el pilar sobre el cual se construya el futuro de Argentina.